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¿Y si vemos las cosas de otra manera?

  • 15 abr 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 21 abr 2020

¡Un contagio maravilloso!


Año 2020 comenzamos con nuevos propósitos, nuevas esperanzas y nueva fe, que renovará nuestro espíritu para un porvenir mejor. Impulsados todos con una nueva actitud como cada año, cada uno de nosotros sabemos los nuevos proyectos que tenemos.



Cuando nos enteramos que en el viejo continente; como algunos lo llaman, muy lejos de nosotros, geográficamente hablando; se hablaba de un virus ya conocido pero más agresivo CORONAVIRUS (Covid -19) Por su forma circular y una forma de corona alrededor. En el país de China. Lo escuchamos como algo lejano, sin darnos cuenta que el mundo aunque es grande; también es pequeño cuando se trata de enfermedades, revoluciones o cambios políticos, en fin en pocos meses ya lo teníamos instalado en nuestra América y más aún en nuestro país, por lo que se “tomaron las medidas de prevención indispensables para no contagiarnos”.


Esto ha traído como consecuencia que una de las medidas de prevención en estos momentos es; no salir de casa solo para lo indispensable, “Que los niños estén en casa todo el tiempo” Todo esto dejará una huella en la conducta de los hijos, que son los que de alguna manera absorben todo lo que los padres sienten; positivo o negativo, hablando de emociones que conducen a conductas que los niños copian. La seguridad emocional en los primeros años es poderosamente significativa para formar la personalidad del niño o niño.

Si definimos contagio es dividirlo en dos, uno indica “Contraer una enfermedad por contacto con el agente patógeno que lo causa”, y la segunda es “Adquirir una idea, sentimiento o actitud propios de una persona a otra debido a la convivencia o relación diaria.


Padres es tiempo de permitirnos contagiarnos por nuestros pequeños hijos, contagiarnos de su entusiasmo, energía, imaginación, alegría que sienten por el interés que como padres mostramos por Ellos como nunca lo habíamos hecho. Contagiarnos de mejor ánimo, mayor conocimiento de nuestros hijos, y de los niños, de sus juegos improvisados, de experimentos nuevos realizándolos juntos, de nuevas actividades en casa, sin horario sin restricciones, contagiarnos de asombro.


Reflexionemos como un virus nos vino a cambiar la vida, a unirnos como familia con las personas que nos sentimos seguros, como hermanos en una sociedad carente de amor, compasión, respeto por el ser humano y la naturaleza. Nos vino a recordar que el niño nos enseña a vivir el aquí y el ahora , el que nos da la oportunidad de conectarnos con nuestro niño interior, con nosotros mismos, ese niño que espera volver a correr, reír, jugar, ensuciarse y disfrutar de lo verdaderamente importante. María Montessori decía que “El niño es la parte más importante del adulto. Es el constructor del adulto”.


Tal vez en un futuro los síntomas de este contagio serían para nosotros los adultos; menos dolores de cabeza, respirar mejor y tranquilamente, vivir el presente y la anhelada paz.



Posiblemente los adultos que no se contagien serán porque para ellos fue más importante su bienestar y tranquilidad personal en lugar de convivir con sus hijos o por estar en la TV o en las redes sociales, sin platicar ni convivir con ellos. Por centrarse más en sus problemas, en el pesimismo y no revalorar esta oportunidad de tener una calidad de vida mejor gracias al contagio de convivir con sus hijos.


El Covid-19, nos da temor, quisiéramos que ya acabara, pensemos en positivo; esta circunstancia negativa nos enseña a tener conciencia, nos enseña que podemos tener nuestras playas limpias, nuestras ciudades sin contaminación y lo más importante nuestras familias unidas, o en algunos casos nos enseña lo que no quisiéramos vivir nada más y a replantearnos nuestra vida; que como padres podemos cambiar y dejarnos contagiar de un virus especialmente necesario. El virus del amor a nuestros hijos y del respeto a su independencia.


Un “principio Montessori” nos invita a colaborar con la naturaleza, como padres y maestros y ayudar a que las capacidades de cada pequeño ser salgan y brillen con luz propia, removiendo los obstáculos que se interpongan en su camino hacia la realización.


¡PAPÁS VALE LA PENA VIVIR PLENAMENTE ESTE MOMENTO, en el aquí en el ahora y dejarnos contagiar!

 
 
 

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