Dislexia
- Irina Rodriguez Calderón
- 27 may 2020
- 3 Min. de lectura

Mi nombre es Irina Rodríguez Calderón y quiero compartir otro aspecto de mi vida, tengo Dislexia, y esto me hizo con el tiempo una mujer empática con todos los que sufren este problema, cuando se es pequeño hay cosas que no se explican, uno no sabe qué pasa, pero mis papás se dieron cuenta de que no sabía leer o no podía, cuando ya tenía la edad para hacerlo.
Estaba en primaria cuando en mi banca había un letrero con las letras d, y b, eso me ayudaba a no equivocarme al escribir, pero emocionalmente empecé a ser una niña insegura, una niña muy tímida que no se atrevía a hablar en público, cuándo tenía que hacerlo me daba pánico y sudaba frío. Mis papás notaron algo de eso y consultaron a algunos especialistas para saber qué pasaba, fui con una psicóloga algunos años.
Ella me dio un apoyo incondicional y una comprensión que le agradezco mucho, pero aun así cuando yo recaía emocionalmente ya no leía; con decirles que todas las tardes leía el mismo libro para sentirme segura. Me lo aprendí de memoria y así dar mi tarea de lectura a mi mamá que no se daba cuenta que me lo sabía de memoria, ella creía que me gustaba mucho leer y que trataba de leer para poder sentirme mejor, pero yo sabía que algunas cosas no las podía realizar como mis otros compañeros.

En secundaria tenía mucho miedo a las materias y a los maestros porque me sentía insegura de que no aprendía a la par con mis compañeros y yo quería hacerlo y me sentía cada vez más insegura y angustiada. Pero había situaciones que no me explicaba por lo que busqué asesorarme en los recreos sobre todo en matemáticas poniendo un gran esfuerzo en lo que hacía; me quede sin recreos algún tiempo. Fui creciendo con un miedo, con un pánico escénico al tener que exponer o cuando se me ponía a leer algo delante de las personas no lo podía hacer.
¿Por qué cuento esto? porque sé que emocionalmente un niño, un adolescente, un joven, un adulto como yo, no importa la edad, vivirá con este trastorno toda la vida, la diferencia es cómo lo tomes o cuándo te des cuenta de que lo tienes.
La persona con Dislexia es una persona insegura emocionalmente, llena de miedos, pero eso me ha ayudado a ser una persona como la que soy ahorita, porque cumplí sueños que me propuse, retos que estoy tratando de cumplir, imagínense una persona como yo con Dislexia quiso ser maestra y enseñar a otros niños, cuando se lo exprese a la que sería mi guía Montessori se quedó de a “seis”, ¿cómo podría ser eso?, pues con una lucha constante, con una entereza de día a día y sobre todo con una vida emocionalmente sana se logran muchos sueños.
Quiero decirles que no ha terminado esta lucha, me cuesta mucho realizar escritos, tengo faltas de ortografía, y todo lo que puede tener una persona con dislexia, pero he logrado estudiar dos licenciatura y algunas especialidades además de que soy Guía Montessori certificada por la AMI, la Asociación Internacional Montessori encargada de capacitar y certificar a las Guías Montessori.
Es por todo lo que he expuesto que se puede salir adelante, simplemente es no darse por vencida o por vencido, el tiempo me ha hecho una mujer fuerte, empática con todos los que sufren este problema, es un trastorno que posiblemente te limita en algunas cosas, pero no te corta las alas.
Yo, Irina les digo que se puede salir adelante, simplemente es no tirar la toalla, de alguna manera espero que esta parte de mi vida sirva a otros jóvenes, papás o personas con Dislexia, no hay dos iguales cada uno somos diferentes, pero cada uno luchamos cómo se nos van presentando las oportunidades en la vida y cuán importantes y valiosas son las personas que te aman, te ayudan y te siguen apoyando en todo momento.
Agradezco de corazón a todos y cada uno, a mis padres y profesionales y a mi hija que es mi motor para seguir en la lucha constante con mi Dislexia.
GRACIAS.
Muy cierto, la dislexia es un problema muy común que hace batallar mucho a nuestros niños, hay que estar muy bien informados sobre el tema, muchas gracias por compartir esto Irina